Lesbicidio: el impacto de los discursos de odio

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El ataque a cuatro mujeres lesbianas que compartían habitación en un hotel del barrio de Barracas nos interpela como periodistas.

Justo Fernando Barrientos –actualmente detenido- les arrojó un cóctel molotov mientras dormían. Pamela Cobbas murió la madrugada del 6 de mayo; Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante agonizaron varios días. La única sobreviviente es Sofía Castro Riglos.

El ataque de Barrientos es un crimen de odio, un lesbicidio, porque se sustenta en el  odio hacia la orientación sexual de las víctimas. 

Según el informe anual del Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, durante 2023, en la Argentina se registraron 133 crímenes en los que la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto para los ataques. En 2022 se registraron 129 crímenes de odio y en 2021, 120.

Quienes nos valemos de las palabras como herramientas de trabajo, sabemos que crean  sentidos y habilitan formas de decir y actuar. Por eso es necesario vincular estos hechos violentos con los discursos de odio que enuncian referentes mediáticos, representantes del gobierno, de la política en el ámbito público porque legitiman la violencia contra lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI+), y justifican la impunidad.

Los discursos de odio promueven, incitan, legitiman la discriminación, la deshumanización y la  violencia. 

Los discursos de odio tienen que ver con la intolerancia y la desigualdad.

¿Cómo y dónde nos situamos en un escenario atravesado por los discursos de odio, el retroceso en derechos, y lógicas fascistas? ¿Cuáles son las estrategias que nos damos para disputar esos sentidos? Son preguntas que mueven al debate y a la reflexión desde nuestros espacios laborales, profesionales y  militantes.

Cuestionar los discursos de odio es imprescindible para quienes hacemos comunicación.

Comprender los contextos en que surgen estos discursos, el entramado de desigualdades existentes en nuestra sociedad, resulta necesario para no caer en simplificaciones al momento de narrar, analizar hechos como el lesbicidio de Barracas.

Este crimen de odio fue agravado por las condiciones de precariedad de las víctimas, y exige una investigación con perspectiva de género para juzgar y evitar que hechos similares se repitan. Una forma de reparación simbólica hacia aquellas personas o grupos que son objeto de ataques y discursos de odio.

Desde el SiPreBo apoyamos y nos sumamos a las acciones de visibilización y reclamo de justicia que se desarrollan en la región y en todo el país.