Leer en clave histórica la conmemoración de este día, en el contexto político y social de Argentina en la actualidad, le da a la conmemoración un sentido particular.
Nos interpela a profundizar el debate sobre el rol del Estado frente a la violencia de género, la importancia de la organización política del movimiento feminista, de mujeres y diversidad, la necesidad de sostener y ampliar políticas públicas para la erradicación de la violencia y del cumplimiento de los compromisos que nuestro país asumió en organismos internacionales para su prevención, atención y eliminación.
El Movimiento Feminista de América Latina y posteriormente la Organización de Naciones Unidas (1989) , declararan el 25 de noviembre como el “Día Mundial por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres” en homenaje a las hermanas Mirabal – Minerva, Patria y María Teresa– asesinadas por la dictadura del general Rafael Trujillo en El Salvador.
El cruel asesinato de la hermanas Mirabal, en 1960, por la policia secreta del dictador Trujillo, y su militancia- eran parte del “14 de junio”, un movimiento clandestino de resistencia a la sangrienta dictadura- las convirtieron en un símbolo de la lucha contra todas las formas de violencia por motivos de género.
“Lo personal es político”, una consigna del feminismo que resuena desde hace décadas, no solo politiza el ámbito privado sino que sintetiza la dinámica insistente de los feminismos que transformó la mirada y la atención sobre una problemática que afecta a toda la sociedad en el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz.
La violencia de género es la expresión de un sistema estructural, interseccional, violatoria de los derechos humanos y las libertades fundamentales que afecta gravemente a mujeres y a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersex (LGBTI) de todos los sectores de la sociedad, independientemente de su clase, etnia, edad o religión.
Por eso las respuestas deben ser colectivas, a partir de las posibilidades que debe ofrecer un Estado presente con políticas públicas que promuevan la igualdad y el abordaje integral de las violencias y en articulación con las organizaciones sociales y comunitarias.
El Estado debe responder y tiene la obligación de intervenir ante la violación a los derechos humanos de las mujeres y personas de la diversidad sexual. Debe disponer las medidas tendientes a la prevención y sanción de esta problemática, debe legislar y garantizar el acceso a la justicia.
Como organización de las, les y los trabajadores de prensa asumimos el compromiso de visibilizar, desnaturalizar y erradicar este tipo de violencias que los feminismos colocaron en la agenda pública.
Es un tema de nuestra agenda: elaboramos y desde hace una año contamos con Protocolo de actuación contra las violencias por razones de género, un instrumento que enuncia procedimientos de actuación frente a hechos de violencia y discriminación por cuestiones de género u orientación sexual, que involucren una persona trabajadora de prensa tanto en el ámbito laboral como sindical o por fuera de él.
Los ámbitos de trabajo son espacios donde las relaciones de poder (con el patriarcado en su cruce con otros sistemas de dominación como el capitalismo) generan situaciones de discriminación, violencia psicológica, económica o sexual, entre otras manifestaciones de la violencia por razones de género.
Acompañar, realizar un seguimiento y resguardar la integridad física y psicológica de la trabajadora en situación de violencia es nuestra prioridad.
Este 25 de noviembre nos encontramos en las calles una vez más, para exigir nuestros derechos humanos conquistados a base de lucha: el fin de la violencia machista contra nosotras y nosotres, políticas públicas que tengan en cuenta esta problemática y una sociedad que no mire para otro lado.
Convocamos a marchar a las 16 o a las 16.30 hs en cualquiera de las convocatorias que se realizan para el evento.
¡¡PAÑUELAZO A LAS 17HS!!
#NiUnPasoAtrás
#25N