El ejercicio del periodismo ratifica nuestra condición de trabajadores

El primer Congreso nacional de Periodistas celebrado en Córdoba en 1938 instituyó al 7 de junio como Día del Periodista en conmemoración de la primera edición de La Gazeta de Buenos Aires, pero con una fundamentación que muchas veces “la historia oficial” omite, pues la iniciativa de Octavio Palazzolo claramente reivindica a los periodistas como trabajadores y, en consecuencia, valida la lucha por mejores condiciones profesionales, laborales y salariales.

Quien luego fuera uno de los fundadore de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires, Octavio Palazzolo, presidió el congreso en donde no solo se aprobó la moción de Día del Periodista sino que también un proyecto de Estatuto de Periodista Profesional, que en 1946 llegaría a ser Ley 12.908.

Junto a Palazzolo, escondido por los historiadores oficiales y empresariales del periodismo, trabajaron colegas como Santiago Senén, González y Ana Schneider. El historiador José María Di Giorno destaca que del Estatuto que regirá las actividades de los periodistas profesionales, podemos enumerar entre otras conquistas: la entrega del carnet profesional habilitante; la posibilidad de ser calificado para establecer el sueldo de acuerdo a la función que desempeñen, gozando por ende de una escala de ingresos; el derecho a las vacaciones anuales que hasta entonces no tenían; la obligatoriedad de recibir indemnización en casos de despido; el establecimiento de 36 horas de trabajo semanales como máximo y el respecto a la filiación política del periodista.

En sus fundamentaciones sobre el rol del periodista afirma Palazzolo en el congreso de 1938 que con el auge de la prensa gráfica, la noción del periodista como intelectual, que por su formación no se veía incluido en la condición de asalariado, comenzaba a transformarse y denunciaba que “estos periodistas estaban imbuidos de una enorme vanidad y seguían con la leyenda del periodista que solo vivía para difundir ideas, frente a una realidad en donde las empresas en franco crecimiento se enriquecían y lucraban con el trabajo de aquellos“.

De modo que no se trataba solo de fijar el Día del Periodista como una festividad social, sino que se proponía como un hito para la lucha de condiciones profesionales, laborales y salariales dignas, encuadrando al oficio en la clase trabajadora.

Y la sanción del Estatuto de Periodista Profesional, primero como Decreto 761/44 y luego como Ley 12.908/46, es toda una conquista para los periodistas. Lo grafica lo dicho por en entonces presidente Juan Domingo Perón al promulgar la ley: “Hasta esta Ley, uno de los gremios más desposeídos era el de los periodistas profesionales, que enriquecían con su trabajo a las empresas, agotando su inteligencia sin justa compensación material y ni siquiera ganaban nombre, pues su trabajo era anónimo”.

Sabemos, dolorosamente, que aún en la actualidad el trabajo de los periodistas profesionales sigue enriqueciendo a empresas sin que los trabajadores reciban una justa compensación salarial. Incluso en plena pandemia hemos visto que algunas empresas hasta han tratado de lucrar con mas precarización y salarios a la baja.Por eso es trascendente rescatar en toda su esencial que implica celebrar el Día del Periodista, que no es otra cosa que reivindicarnos como trabajadoras y trabajadores para unificar una lucha que además del desarrollo profesional nos permita acceder a una calidad de vida digna. 

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