Ni una Menos es el resultado de un proceso histórico protagonizado por los feminismos y el movimiento de mujeres. Es la expresión masiva de un reclamo político que se renueva año a año, porque las violencias siguen condicionando la vida de las mujeres y personas lgtbiq+.
El 3 de junio de 2015 la sociedad exigió al Estado la erradicación de las violencias por razones de género.
El detonante fue el femicidio de Chiara Páez, en Rufino (Santa Fe), a manos de su novio Manuel Mansilla. La reacción circuló primero a través de las redes sociales y ocupó rápidamente todo el arco mediático. Las consignas desde entonces apuntaron a desarmar la cultura patriarcal que sustenta las diversas formas de la violencia por razones de género.
El dinamismo, el ímpetu que logró el movimiento Ni una Menos generó el primer paro de mujeres en Argentina (19 Oct. 2016) en repudio al femicidio de Lucía Peréz en Mar del Plata.
Con organización política, diversos sectores sociales articularon con un objetivo claro que los aúna: la erradicación de las violencias contra mujeres cis, lesbianas, bisexuales, trans y travestis.
En el 2015, los reclamos del Ni una Menos incluían:
- Implementación -con presupuesto acorde- de la ley 26.485 de Protección Integral de las Mujeres
- Elaboración de estadísticas oficiales sobre violencia de género
- Garantías para el acceso de las víctimas a la Administración de Justicia
- Protección de las víctimas de violencia
- Funcionamiento de Oficinas de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia en todas las provincias y la aplicación efectiva de la Ley de Educación Sexual Integral (ESI).
Ese mismo año, en oviembre del 2015, la Corte Suprema publicó el Primer Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina confeccionado por la Oficina de la Mujer a partir de los aportes solicitados a los Superiores Tribunales, de las Cortes provinciales, de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional y de las Cámaras Federales.
Desde entonces, la consigna logra poner en el escenario público demandas que visibilizan las diversas formas que adquiere la violencia de género, y poner en perspectiva y en discusión la necesidad de atención y erradicación de esas violencias.
Como Sindicato de Prensa Bonaerense, este 3 de Junio creemos necesario poner atención en las violencias que caracterizan el ejercicio del Periodismo y la Comunicación. La violencia contra las mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+ que ejercen el periodismo puede manifestarse de distintas formas, desde el asesinato hasta la violencia sexual (incluido el acoso sexual), la intimidación, el abuso de poder y las amenazas basadas en la desigualdad de género. Esto incluye la violencia digital, reflejo de las violencias que se viven en ámbitos laborales, que es una constante en los últimos tiempos y necesita ser visibilizada
La voz pública de las mujeres, si son feministas especialmente, amenazan un estado de cosas, los órdenes instalados. Eso molesta y genera respuestas violentas.
El último relevamiento realizado por el Sindicato de Prensa Bonaerense en 2022 indicó que el 24,5% de las personas encuestadas afirmaron haber presenciado situaciones de violencia de género en el lugar de trabajo. En el extremo más violento de este arco de violencias está el asesinato de la periodista correntina Griselda Blanco, cuya investigación exigimos sea seria y coherente con los antecedentes de amenazas que constantemente recibía a raíz de su manera de ejercer la profesión.
Es necesario que siga expresándose el Ni Una Menos, no como mera consigna sino como un hecho político que interpele a la sociedad y a sus instituciones; que movilice y sostenga en la agenda pública y política una problemática que atenta el ejercicio pleno de derechos y es una violación a los derechos humanos.